Por Bernardo Antonio García Vélez
Antes del desarrollo del acontecimiento y celebración religiosa que nos ocupa, procedemos a una breve descripción del enclave y de la historia del mismo, puesto que va vinculado estrechamente al mencionado desde sus orígenes y es que no se entiende el mismo sin el ambiente que lo rodea y envuelve.
Fue a fines del s.XII, entre el 1193 y 1197, cuando el califa almohade Abu Yusuf al-Mansor mandó construir una fortaleza en lo que hoy es el barrio del Monumentos y lo llamó Hins al-Faray. En la zona amurallada se construyó una fortaleza con un alcázar o palacio en su interior como residencia del califa. Además mandó construir un barrio nuevo donde se construyó en la ladera sur del cerro sur o de los Sagrados Corazones, siendo este el origen de San Juan Bajo. Al igual que pasó en Sevilla, el proceso urbanizador almohade fue importantísimo pero corto. Dura hasta 1243, momento en el que fue entregada a la Orden Militar de San Juan de Jerusalén, de donde le viene su nombre actual. Después, pasó a los Cartujos quienes permutaron el bien a los Franciscanos. Son estos quienes en el s. XVI-XVII, construyen el convento de San Francisco y la iglesia parroquial que lleva su mismo nombre y donde se funda la Hermandad que nos ocupa.
Esta hermandad se funda en el Convento franciscano de la villa de San Juan de Aznalfarache (actual Parroquia de los Sagrados Corazones), en el año 1743, lo hace con el título de Hermandad Sacramental del Sr. San Juan Bautista y Ntra. Sra. de la Paz. No se sabe la fecha pero se supone que desde un principio esta Hermandad rinde culto a las imágenes del Santísimo Cristo del Valle y de Nuestra Sra. de los Dolores, ambas existentes en la mencionada Parroquia. Hay constancia que desde el año 1890, esta Hermandad, concluido el Sermón de Pasión, en la noche del Jueves Santo hacía Estación de Penitencia portando sus hermanos las Sagradas Imágenes y ataviados con túnicas de nazarenos con hábitos morado y cruz de San Juan blanca al pecho.
Nunca cesó la devoción en esta Hermandad destacando la que se le profesaba a la Santísima Virgen de los Dolores que llegado el tiempo de Pasión es trasladada a la Capilla de Nuestra Sra. del Rosario (más cercana a la población) donde se le hacía un Solemne Septenario. Este Septenario culminaba el Viernes de Dolores, el Sábado de Pasión se trasladaba a la Sagrada imagen a su Parroquia para que presidiera el Domingo de Ramos así como los Cultos de Semana Santa. De esta manera el Sábado de Pasión se instituye en San Juan de Aznalfarache como la Fiesta Grande para todos sus vecinos así como para los devotos de pueblos de alrededor y foráneos que ya desde entonces visitaban esta localidad para presenciar tan piadoso acto.
En 1925 empieza esta Villa a experimentar una transformación importante. Son muchas las fábricas y negocios que florecen en este pueblo y esto hace que el número de sus habitantes no cese de crecer, enriqueciéndose esta villa de personas de otras localidades en busca de nuevas oportunidades. Este crecimiento repercute en la procesión de Nuestra Sra. de los Dolores de muchas formas, al agrandarse el núcleo urbano se agranda el itinerario a la vez que se incrementa la Solemnidad de la misma. En 1929 se construye la actual Parroquia de San Juan Bautista (insertada en el núcleo urbano) siendo trasladadas las imágenes titulares de esta Hermandad de la Parroquia de los Sagrados Corazones, más alejada del núcleo urbano que la nueva Parroquia.
Con la Santísima Virgen ya en esta nueva ubicación no había que hacer traslado, puesto que el Septenario ya se haría en la nueva Parroquia. Es tal la devoción y entusiasmo que los vecinos y visitantes le procesan a esta procesión que se decide que oficialmente el Sábado de Pasión sea fecha oficial de la procesión de la Santísima Virgen. La repercusión desde aquellos entonces en cuanto a visitas en la localidad es más que sorprendente siendo de fama reconocida esta fiesta incluso fuera de la provincia llegándose a conocer esta festividad por el nombre de la Tempranilla.
En 1931 esta Procesión sufre un nuevo empuje hacia adelante y procesiona en el mismo paso la Santísima Virgen de los Dolores con el Santísimo Cristo del Valle, hecho que por lo novedoso hace que las visitas a la villa alcance aún un número de visitantes mayor y extraordinario para la época. Esta imagen se vio por última vez en 1935 puesto que hubo que sustituir a la imagen del Santísimo Cristo del Valle, por su deterioro e imposible restauración, por un nuevo crucificado.
Nos encontramos entonces con un espectacular crucificado que es el que actualmente posee la Hermandad que fue encargado al escultor D. Manuel Vergara Herrera. De dos joyas en cuanto a imágenes estamos tratando, la del Santísimo Cristo del Amor obra del mencionado escultor y la de Nuestra Sra. de los Dolores atribuida con bastante claridad al afamado Cristóbal Ramos (siglo XVIII).
La venida del nuevo Cristo nuevamente impulsa la vida de esta Hermandad y aún engrandece más el Sábado de Pasión en San Juan de Aznalfarache y es que se cumple el anhelado sueño, cada imagen procesionará en su paso, haciéndolo la Santísima Virgen de los Dolores en paso de palio. Es este el momento en que con los permisos necesarios se convierte esta Hermandad en Cofradía.
Desde entonces a día de hoy nos encontramos con un fenómeno singular en la Villa de San Juan de Aznalfarache en cuanto acontecimiento popular y fiesta. El Sábado de Pasión se ha convertido en la celebración religiosa más importante de esta localidad, teniendo en cuenta el número de vecinos que disfrutan y participan de este día como del número de visitas que se cuenta por miles, así como por la calidad del cortejo procesional. Nos encontramos con un numeroso cortejo procesional al más estilo clásico sevillano por su carácter y forma de realizar su Estación de Penitencia que destaca por el rico y basto patrimonio cultural que expone por las calles de San Juan de Aznalfarache. Este día nuestro pueblo se ve inundado del más rico Barroco en cuanto a bordados en oro, orfebrería y talla. Destaca en este patrimonio el paso del Santísimo Cristo del Amor, una de las últimas obras del afamado tallista Guzmán Bejarano. Son muchos lo que se atreven a tratarla como obra cumbre o sobresaliente de este artista.
San Juan Cofradiera 